El largoplacismo

Se acusa mucho a la clase política de que son cortoplacistas. Y es terriblemente cierto. Los políticos piensan exclusivamente en poder demostrar que en sus 4 años de gobierno las cosas van mejor, o al menos, no mucho peor que cuando las cogieron. Además, muchas veces intentan demostrarlo con mentiras o propuestas poco creíbles dado que si ganan las elecciones, aun tienen cuatro años para hacer olvidar sus últimas mentiras y buscar otras nuevas que permitan repetir el ciclo.

Por supuesto, hay muchas más variables en juego: llamadas a la épica, amenazas de que “los otros serán mucho peor”, acuden a los sentimientos de todo tipo: de pertenencia, de no pertenencia, de libertad o de falta de ella, etc. Pero quería hablar de las acciones. De lo difícil que cambiar la dinámica del cortoplacismo y no solo para la clase política sino en general en la vida. Y es que muchas veces exigimos cosas que ni nosotros mismos hacemos en nuestra vida.

Ser largoplacista cuesta un huevo, porque tienes que sacrificar el presente para tener un futuro mejor. Pero es que si el presente está ya MUY jodido, poco te queda que sacrificar. O eres cortoplacista o mueres (no literalmente).

Recuerdo una conversación muy interesante con Pedro Rodriguez, propietario de la bodega Guímaro de la Ribiera Sacra (que tuve la enorme suerte de poder visitar hace un par de años gracias a mis ahora excompañeros de Bodeboca). La Ribeira Sacra tiene unos vinos excelentes, aunque muy costosos de obtener porque tienen las viñas en la falda de la montaña, mirando al río (una locura preciosa, pero una locura). Sin embargo él me contaba que el vino de por allí no es muy caro normalmente, porque casi todo lo venden como vino del año. Es decir, se recoge en un año y se vende pocos meses después, sin darle demasiado tiempo crianza. El problema es que los vinos del año no admiten con facilidad precios elevados. Pueden ser muy buenos y estar muy bien hechos y la materia prima podría admitir crianza y sacar también buenosreservas y cosas diferentes con más recorrido… pero la economía de las bodegas, la mayoría familiares y pequeñitas, no lo aguantaría. Me contaba que estaban poco a poco consiguiendo cambiar la historia e intentando cambiar eso, pero que no es nada fácil. Si no vendes vino del año no tienes dinero para mantener la bodega, pero si solo vendes el vino en el año, entonces no puedes guardarlo y sacarlo con una crianza que eleve el valor percibido por el comprador y permita subir un poco los precios.

¿Están siendo cortoplacistas? Sí. ¿Tienen alternativas? Pues muchísimas veces no.

Actualmente el mundo entero está entrando en una crisis económica derivada de una crisis sanitaria parece estar llegando a su fin (al menos, de momento). No tenemos ni la más remota idea de cómo de dura será ni de lo que durará, ni de si habrá vaivenes debido a altibajos sanitarios; pero si parece bastante claro que no será un tiempo de bonanza. Creo que es el momento de ser cortoplacistas. Es normal que la gente y los políticos lo sean, ahora mismo seguramente no tengan otro camino. No tengan elección.

La pregunta que deberían resolver es por qué no se fue largoplacista en su momento.

Ten en mente los buenos momentos cuando estés en situaciones complicadas. Y piensa en los periodos malos cuando estés en tu mejor momento.

Written on June 12, 2020